miércoles, 25 de junio de 2014

ACE OF SPADES - MOTÖRHEAD

Motörhead ya llevaban varios años viviendo rápido, con discos ya de un nivel más que bueno como es el Bomber del 79. Pero no fue hasta 1980, con este magnífico Ace Of Spades, cuando los británicos empezaron a gozar de un más que merecido reconocimiento. También tuvo algo que ver que este fuera el primer álbum lanzado en Estados Unidos.
Siempre se ha debatido mucho sobre qué tipo de música hacían Motörhead. Unos dicen que heavy metal, otros que dentro del metal tiran más hacia el trash metal, y Lemmy siempre ha dicho aquello de "Remember, we are Motörhead, we play rock and roll". El caso es que el grupo no hace un género concreto de rock, sino que toma varios elementos hasta definir su sonido. Tocar algo duro, véase la influencia del punk, y muy rápido, con unas líneas de bajo muy presentes en todos los temas. Y a un volumen muy elevado. Un poco de heavy, un poco de punk, mucha velocidad y que se oiga lo máximo posible (no en vano en cada concierto se alcanzan entre 150 y 160 decibelios, llegando a entrar en el Guiness por ello). Eso es Motörhead. Pero centrémonos en lo que refiere al disco.
El disco abre con la famosísima Ace Of Spades. Es su tema más conocido, y puedes haberlo escuchado cien veces que esa intro ascendente no te va a dejar indiferente. Lemmy en algún momento estaba tan cansado de interpretarla que en lugar de Ace cantó Eight, sin que los propios miembros de la banda se dieran cuenta.
Aparte de este tema, considerado a menudo como el himno de la banda, hay otros tantos que sobresalen por méritos propios: Shoot You In The Back, que habla del oeste y que es precisamente eso, como un tiro por la espalda. Uno de los mejores del disco.
We Are The Road Crew es una canción muy Motörhead, que habla un poco de la vida en la carretera, de lo que se deja atrás, lo que se aprende y, que no falte, de los botes de pegamento. Es muy simple pero a la vez muy completa, demostrando que no es necesario que la canción sea compleja para que sea buena.
Y también enorme la encargada de cerrar el álbum, The Hammer. Rápida como todas, pero a la vez diferente al resto. Menos de tres minutos necesita para poner fin a la obra maestra de una banda que siempre ha sabido muy bien lo que hacer, y lo ha hecho bien. Y que duren muchos años más.

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