Comercialmente fue un éxito absoluto. Conviene aclarar que esto no siempre es sinónimo de calidad, aunque en este caso estamos ante, posiblemente, el mejor trabajo de la banda. Bon Scott sonreía desde donde estuviera viendo cómo le iban las cosas a su grupo. Produce escalofríos el pensar que se hubiesen separado, viendo lo que estaba por venir.
Musicalmente, AC/DC no inventa nada nuevo, el disco se sigue basando en poderosos riffs a partir de los que se desarrolla todo. Siempre se ha dicho que su música es excesivamente simple, pero eso no impide la existencia de pelotazos como You Shook Me All Night Long, posiblemente lo mejor del disco, o What Do You Do For Money Honey, bestial. Las campanas de introducción en Hells Bells siguen poniendo los pelos de punta, y parece imposible cansarse del riff de Back In Black pese a las millones de escuchas. La potencia de Shake A Leg continúa sorprendiendo, y Rock And Roll Ain't Noise Pollution para cerrar es todo un lujazo. El nivel baja un poco en Let Me Put My Love Into You, por ponerle algún pero al álbum, pero es obvio que más allá de los millones de copias vendidas no son un impedimento para que el disco tenga el reconocimiento que tiene. Y como ya pasó con el Highway To Hell, ambos discos no se limitan a la canción que da nombre al álbum. Y al año siguiente llegaría For Those About Rock... la época dorada de un grupo de leyenda estaba en plena ebullición. Just AC/DC.
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