viernes, 22 de agosto de 2014

EXILE ON MAIN STREET - THE ROLLING STONES


El disco definitivo. Es un hecho que el Exile On Main Street está en el podio de los mejores discos de la historia del rock, lo difícil es decidir el sitio. Junto a Blonde On Blonde, es el mejor disco doble de todo lo que haya sacado nadie jamás. Eso es lo fácil. Lo jodido es ver si es el mejor disco que se ha hecho nunca o no. Revolver, Exile On Main Street y Blonde On Blonde probablemente sean los que componen el mencionado podio. Muchos dirán que a la mierda el orden, que a disfrutarlos y ya está. Y como es la solución más placentera y esto se trata del Exile y de nada más pues dejemos de lado todo y vamos a centrarnos en un disco irrepetible. Además, las listas de "los 100 mejores discos de tal", "las 50 mejores canciones de cual" siempre suelen ser una basura. Así que a tomar por culo las listas y vamos a disfrutar con este monumental álbum. Aquí se juntan todas las influencias que los Stones habían adquirido a lo largo de sus más o menos diez años de existencia. Es casi un milagro que el disco sea el que es si se tiene en cuenta cómo se grabó, como se coció. Los Stones se fueron a una mansión que Keith Richards alquiló cerquita de Niza, en Francia. Se dice que por allí pasaban más mujeres que guitarras. El caso es que les salió el disco de sus vidas. Y una vez más, no fue bien recibido en su momento. Es que no falla. Si un disco en los 60-70 no lo ponen bien, es que es buenísimo. Este es un ejemplo más que confirma esa regla. Ahora vaya usted a fiarse de los críticos. Pueden decir lo que quieran, pero en el momento en el que algo sea de tu agrado, poco pueden hacer. Hay que tomarles en cuenta en su justa medida, no obedecer al pie de la letra todo lo que dicen. En fin. A por el Exile.
Rocks Off es un comienzo espectacular, se trata de una de las mejores canciones del disco. Todos están espléndidos a sus instrumentos, pero el piano y los saxos, a cargo de Nicky Hopkins, y Jim Price y Bobby Keys respectivamente, sobresalen por sí mismos. Uno de los pesos pesados del LP.
Rip This Joint demuestra que los Stones también saben hacer temas rápidos. Se convirtió en el más veloz que habían grabado hasta ese momento, y tras el inicio arrebatador con Rocks Off no solo no le pone pausa, sino que va más allá y eleva todo a la máxima potencia.
Casino Boogie es otro excelente tema. Una vez más, el saxo de Keys hace un trabajo espectacular. Enorme tema.
Y llega Tumbling Dice. Aclaración: más allá de lo que se haya podido escribir de esta canción, no es la mejor del disco. Es una estupenda canción, sí. Que con el optimismo y alegría que transmite resucita a un muerto y a dos si hace falta, también. Pero no es la cúspide de un álbum tan eterno e inmortal como este. No.
La segunda cara es magistral. En general, es más pausada que la primera, que tiene tantos decibelios sueltos. Pero aquí, en esta cara cuatro, hay cuatro joyas inigualables. Hay momentos para el country en Sweet Virginia, para la perfección hecha balada en Torn And Frayed... Y luego, Sweet Black Angel y Loving Cup. Qué decir. Muchas veces se han ignorado los cuatro temas de esta cara dos. Injustamente, pero... El caso es que es una gozada disfrutarla.
La cara tres comienza otra vez con un gatillazo: Happy. El riff definitivo de Keith Richards, el guitarrazo atemporal del maestro. Desde luego, debió quedarse feliz con un tema como ese.
Tord On The Run, Ventilator Blues... pero me detengo en Let It Loose. Es un momento decisivo en el transcurso del disco. Es un diamante en bruto escondido. Rara vez se ha hablado de Let It Loose en cualquier crítica del Exile. Y el tema lo merece. Grande.
Y llegamos a la cara cuatro de la mano de All Down The Line, otra canción muy de Exile On Main Street. Stop Breaking Down viene con el cartel de "canciones de relleno no, gracias". Es que ni una sola. Pero el momento estelar llega con Shine A Light. Es una delicia que sí, también contribuye a hacer de este el disco que es.
Soul Survivor despide un disco que es parte de la historia. Los Stones en su máxima expresión. Nunca sonaron tan bien. Gracias.

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