martes, 26 de agosto de 2014

IRON MAIDEN - IRON MAIDEN


Todo comenzó aquí. Los éxitos, los conciertos en grandes recintos y demás jolgorios llegarían después, pero este Iron Maiden ofrecía a un grupo joven que se apuntaba a la ola del heavy metal inglés que hábilmente había cogido Judas Priest algunos años antes. Y los Maiden, liderados siempre por Steve Harris, allá que fueron. En este primer trabajo se nota un poco la falta de experiencia, pero frente a eso hay un desparpajo y unas ganas que nunca deben faltar en cualquier banda joven y no tan joven. Muchos grupos se hacen mayores y pierden las ganas. No es el caso de Iron Maiden, pero es algo que a ciertas bandas les sucede.
Volviendo al disco, hay que resaltar un poco la muchas veces incomprendida figura de Paul Di'Anno. Es justo reconocer que Bruce Dickinson elevó a Iron Maiden a otra dimensión, pero también conviene recordar que en el primer éxito de los Maiden, Running Free, Di'Anno interviene en labores de composición junto a Steve Harris. Con Dickinson pasaron a jugar en primera división, pero se ha sido injusto a veces con Paul Di'Anno.
Y ya ciñéndonos a lo musical, no está de más repasar las canciones que dejó este disco.
Prowler es un tema que, a falta de consistencia, ofrece una alta dosis de potencia, lo cual deja compensada la cosa. Notable inicio.
Running Free fue todo un suceso en la trayectoria de Iron Maiden. Fue el single principal del disco, que no la mejor canción (como suele pasar casi siempre; muy pocos singles son lo mejor del disco) y cumple aun estando lejos de lo que luego serían capaces de hacer.
Y entonces llega la canción. Hay varias canciones muy buenas en este LP, pero todo el disco descansa a la sombra de Phantom Of The Opera. Anticipo de los espectaculares himnos de larga duración en la carrera de la banda británica. Este fue la primera declaración de intenciones, el primer hachazo dejando claro lo que eran capaces de hacer si les apetecía.
Transylvania es el Eruption de Iron Maiden, si se permite la comparación. Es una joya salvaje algo más larga que el himno de Van Halen. Escuchándola se pierde la noción del espacio-tiempo.
Pero es que llega la canción probablemente más bonita del disco. El riff que guía a Strange World es delicioso, en un tema más pausado que de costumbre, pero igualmente increíble.
Dave Murray nos regala su Charlotte The Harlot, que decididamente está a la altura del resto del disco. Muy buena.
Y para terminar, Black Sabbath tenían su Black Sabbath y Motörhead tenían su Motörhead, así que Steve Harris se sacó este Iron Maiden. Es el riff más memorable del disco, y uno de los más conocidos junto con otros ilustres como el de Run To The Hills.
La portada también es perfecta, con la mascota Eddie ofreciendo al mundo su adorable e inocente apariencia. Un disco básico. Maiden.

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